Gastronomía típica del Concejo de Somiedo


El concejo de Somiedo se ha hecho con un patrimonio gastronómico envidiable, por la convergencia de distintos factores: las condiciones naturales, la confluencia de culturas, el contacto con la montaña leonesa, etc.

Las materias primas de la cocina somedana tradicional procedían, fundamentalmente, de la huerta y, en mayor medida, del cerdo o gocho (cuya matanza, el samartino, continúa manteniendo su ritual).

El contundente pote de berzas cocidas con patatas (patacas) y el no menos fuerte pote de nabizas, ambos con acompañamiento del compango (chorizo, morcilla, tocino...), son dos de los platos estrella.

Los embutidos, por su parte, garantizan una variedad y calidad admirables.

Dentro de capítulo de carnes, asombra la extraordinaria carne roxa, criada en los puertos, fundamento de sublimes recetas. Una aportación sobresaliente de los pastores trashumantes de Extremadura a la riqueza gastronómica somedana es el frite, fritada o caldereta de cordero o cabrito; aquéllos «cocían la carne con agua, aceite, ajo, perejil, cebolla, pimentón, y vino blanco para freírla a continuación» (Juan Martín). Las piezas cobradas en temporada de caza, concretamente rebeco, corzo y jabalí, tienen, también, gran aceptación entre los amantes de la buena mesa; se preparan bien cocidos con patatas, mientras el jabalí, además, es preparado en El Valle de forma parecida al frite.

No les van a la zaga en exquisitez las riquísimas truchas de sus ríos, fritas bien solas o con tocino (toucín), cuya comercialización está actualmente prohibida.

Pero las buenas propuestas se suceden: panes de escanda y trigo, empanadas con rellenos varios, chanfainas, miel y polen del lugar, castañas asadas o cocidas con leche o vino, quesos...

Los maravillosos postres de estas tierras son la mejor guinda a toda buena comida: el popular arroz con leche, requemado con un gancho calentado al fuego; el dulce de leche, crema hecha con leche cocida y azúcar; las galletas de la nata de la leche, fritas en aceite o cocidas en el horno, que llevan nata bien batida, azúcar y harina; la tortilla de leche; el requeisón (requesón) o cuachada (cuajada); los freisuelos, tortas dulces y finas, propias del antroido o carnaval, elaboradas con harina de trigo, leche y huevos, que llevan por encima un ligero baño de azúcar y se presentan a los comensales ya listas para enrollar, ya enrolladas en espiral; los florones, una variedad de los freisuelos; las queisadietchas o bollinas, pastas típicas de Nochebuena hechas a base de harina de trigo, agua y mantequilla, que llevan relleno de nueces o avellanas, y azúcar, friéndose todo ello seguidamente; los mazapanes o bizcochos; o los borrachinos, preparados con migas de pan y huevo batido, fritos a cucharadas, cocidos luego con leche o vino blanco, y finalmente enriquecidos con azúcar y canela.